FOTO: Valentino Saldivar | Universidad Central.

El senador Carlos Montes participó en el foro “Desafíos de la educación en Chile”, organizado por la facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Central. Además del senador expusieron Alexandre Gottreux, académico de esta facultad, y José Caroca, estudiante de pedagogía de esta universidad.

En su presentación el parlamentario planteó como desafío responder a la pregunta sobre cómo se educa. Destacó la experiencia en Finlandia donde, si bien tienen una realidad distinta a la nacional, pusieron a los niños como punto partida del debate de reforma, “lo que obligó a que el eje fueran sus necesidades reales para diseñar procesos apropiados de aprendizaje, con ritmos adecuados a ellos”, señaló.

“Yo creo que esto es de las cosas más ricas que tiene el modelo finlandés: la realidad de los alumnos es fundamental, sobre todo en estas generaciones que cambian rápido y mucho. Requerimos de profesores que tengan la capacidad de comprenderlos”.

Sobre el proyecto de carrera docente indicó que, en general, ha estado más de acuerdo con los profesores que con el gobierno, fundamentalmente porque “hay un debate profundo en estas movilizaciones sobre la concepción de qué es ser profesor”, dijo. “Hay una idea en el proyecto docente de un profesor ‘ejecutor’, que tiene que seguir un libreto que se hace en otro lugar. Yo creo que el profesor es un ‘creador’, sobre todo en el mundo actual”.

Valoró del proyecto su enfoque sistémico, “sin embargo, en su concepto hay bastante de controlar y evaluar”, señaló. “Las indicaciones del gobierno deberían cambiar el exceso de evaluaciones y certificaciones externas. También se pone mucho más acento en la propia escuela y lo que se hace ahí. Se supera eso de partir desde la desconfianza hacia el profesor”.

Llamó la atención de que en la historia de la educación chilena siempre se ha tratado de controlar desde afuera de la escuela. “La diferencia es que antes los colegios tenían más autonomía y, por mucho que se los quisiera controlar mantenían su propia dinámica”, advirtió.

“Hay que confiar en los que educan a los niños y, a partir de ahí, potenciar su trabajo, desarrollo y rol en la comunidad escolar. Así mismo, la evaluación, o autoevaluación, de la comunidad educativa debe ser en función de mejorar las prácticas pedagógicas”.

Finalmente, llamó a abordar temas como el número de alumnos en las salas de clases. “Todos sabemos que es algo central en las escuelas de niños vulnerables”, subrayó. “La tecnocracia educacional parece decir que esto no es relevante, sin embargo basta con estar un rato en una sala de clases para darse cuenta lo importante que es que tengan menos de 45 niños”.


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