El senador Carlos Montes reiteró sus criticas a la reforma que permitiría la elección de Intendentes Regionales. En una columna publicada en El Mercurio, el legislador sostuvo que el marco para realizar una reforma de esta envergadura debe ser el proceso constituyente en curso y luego de análisis más integrales y serios. «Seguir introduciendo enmiendas parciales, sin una valoración profunda, resulta inadecuado. La experiencia demuestra que estas reformas una vez implementadas no tienen vuelta atrás, aún con sus falencias» – indicó.
Remarcó, asimismo, el imperativo de ocuparse de la descentralización en forma integral y no sólo en el ámbito de las regiones. «En un nivel inferior, las municipalidades presentan graves problemas, sin que se adviertan planes concretos para fortalecerlas y transformarlas en verdaderos gobiernos comunales.Las provincias, en tanto, siguen sin tener un espacio claro en el esquema vigente» – afirmó.
Montes destacó, además, la necesidad de vincular las definiciones administrativas con el desarrollo económico. «Debemos definir una nueva estrategia, con más diversificación e incorporación de valor, como hicieron otras naciones que enfrentaron la misma disyuntiva. Ello requiere más bien integrar las potencialidades de las cuatro grandes macrozonas del país (norte grande, centro, sur y austral) que cuentan con características similares, que desagregar -y muchas veces duplicar- esfuerzos.»
Respecto del texto en análisis legislativo expresó su desacuerdo con el umbral de votación para la elección de intendentes y, muy especialmente, con las atribuciones y recursos que se le otorgan. «Un Intendente electo con mayoría relativa, bajo el 50%, se contradice con la razón principal que se da para elegirlo, tener líderes locales con legitimidad y peso para defender los intereses de sus habitantes ante el nivel central.¿Cómo se resolverán los conflictos políticos al interior de las regiones? ¿Será representativo para Aconcagua un Intendente que concentre su apoyo en la zona costera de la V Región? Por otro lado, la insuficiencia de atribuciones y de recursos y la inexistencia de equilibrios y contrapesos, conspira contra la capacidad real de gestión» – concluyó.