Inacap nunca se privatizó, sólo cambió su administración. Fue creado por el Estado en 1966, como corporación privada, sin fines de lucro, siendo presidente Eduardo Frei Montalva.
El entonces coronel Letelier Skinner, vicepresidente de Corfo, en las postrimerías de la dictadura decidió retirar a Corfo del directorio de Inacap. El gobierno de Pinochet mediante un decreto aprobó reformas a los estatutos e instaló en el Consejo Directivo a representantes de la Corporación de la Producción y el Comercio (CPC) y de otros gremios empresariales. El Estado mantuvo hasta hoy un director.
Fortalecer el carácter público de Inacap es el desafío. Significa recuperar un rol central en el sistema de capacitación de trabajadores; formar técnicos para las necesidades prioritarias, actuales y futuras, de regiones y sectores productivos y asumir la formación de jóvenes sin oficio, aunque no generen excedentes. El fin de la lógica del lucro y el avance en gratuidad también son necesarios.
Chile necesita pasar a otra etapa en su desarrollo. Agregar valor a sus recursos y productos; hacer de conocimientos e innovación las claves para modernizar a los sectores más atrasados; priorizar un nuevo tipo de industrialización, es indispensable. La capacitación de calidad de los trabajadores y la formación de técnicos pertinentes son un factor esencial. Algo tenemos que mejorar cuando las plantas solares del norte se implementan con técnicos búlgaros o las líneas eléctricas con especialistas peruanos.
Al cumplir 50 años, Inacap ha acumulado una gran capacidad y experiencia en la formación técnica profesional. Ha llegado el momento de fortalecer su carácter público incorporando a otros sectores en el directorio y asumiendo con mayor fuerza los desafíos de futuro para Chile.
Columna publicada en La Tercera 17/09/2016